domingo, 20 de marzo de 2011

Eternidad...


La fría tarde es su única compañera, ella contempla el horizonte y frente a sus ojos pasan los recuerdos como si fueran una película. Hermosos recuerdos que llenaron su vida en aquel momento y que hoy siente en la boca el dulce sabor de lo que fue.

Cae la tarde lentamente y ella, suspira cuando lo recuerda y siente que la suave brisa son sus manos acariciando su rostro, su pelo... de inmediato percibe el olor de él es su piel y sonríe.

El canto de las aves la hacen soñar con su voz, con el susurro de cada mañana al despertar, con las palabras de aliento y llenas de amor que pronunciaban esos hermosos labios...sus labios los cuales eran capaz de llevarla a la cima de una montaña con solo rozar los de ella; sus besos eran eternos, eran perfectos.

Llega la noche y ella vuelve a suspirar por lo vivido, se levanta toma su cuaderno, ese que guarda hermosos poemas que describen su historia de color azul... mira a la luna, su eterna compañera y ahí esta él sonriendo, despidiendo a su amada y ella camina con la seguridad de que pronto juntos estarán para en la eternidad volverse amar...


Yamell Montero.


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