domingo, 10 de septiembre de 2017

Eres..




Eres el alivio que acompaña a mi alma;
Eres el aliento que da vida a mis mañanas;
Eres la ternura que acaricia mi cintura;
Eres la mirada que doma mis enfados;
Eres la sonrisa que despierta mi vida; 
Eres la energía que mueve mis latidos; 
Eres, simplemente, eres tú.


                             Yamell Montero.

Él..


Alguien alguna vez, le pidió que lo describiera y quizás sin quererlo lo soñó, lo pensó y las palabras nunca dejaron su mente, nunca dejaron su alma.  Luego le dieron lápiz y papel y sintiendo libertad, su mano empezó a narrar:

Bohemio, enamorado del amor, más no de mi. Soñador capaz de llevarte en sus brazos a sus sueños y hacerlos parte de ti. Poeta, dueño de los más dulces versos que labios pudieron probar; Músico, compositor de melodías seductoras que acompañaban sus caricias; Filosofo, intelectual nato, con pasión por el pensamiento humano. Amante ardiente, caballero que con una simple mirada lograba desarmar el alma.

Así era él, quien por tantas noches lloré... Tomo su cuaderno, lo cerro se tomo el ultimo sorbo de té y se fue a dormir. 

Yamell Montero.







Coleccionista de Historias Rotas...



Definitivamente el amor no era su fuerte, no, porque no sabía amar, en cambio siempre era ella la que amaba de más.

Con el corazón lleno de amor,  en varias ocasiones ella se entrego, entrego su alma a quien creía merecerla, para luego despertar en una horrible soledad.

Desempolvar su corazón tras cada historia, ya era un acto masoquista, porque ella misma podía apostar a que la volverían a lastimar.

Poco a poco su alma se fue escapando de su cuerpo, poco a poco su corazón dejo de ser como era, ya tras tantos golpes recibido, no se enamoraba, solo vivía. 

Y ahí, desde el día que cerro su corazón, desde el día que su alma por completo se perdió, justo ahí comprendió que para ser coleccionista de historias rotas, ella nació.   




Yamell Montero.