viernes, 27 de febrero de 2009


Luego de no haber tenido el mejor de los días en el trabajo, luego de haber hecho tres filas que parecian interminables, tuve la suerte de juntarme con parte de las personas que me hacen sonreir, soñar, setirme feliz. Me junte en la plaza con uno de ellos y de ahi fuimos a la casa a buscar al otro. Lamentablemente no podia continuar con ellos la aventura de aquella noche....Esta vez me quede!! Pero antes de bajarme del carro tome algo casi sin permiso y lo traje conmigo: 5to. Piso de Ricardo Arjona. No fue hasta la mañana siguiente que pude escucharlo y antes de escucharlo al momento de abrir descubri las sigueintes palabras:

Desde el quinto piso se ve la esperanza y la nostalgia,
los atardeceres tristes y las noches de neón.

Desde el quinto piso se ve mi fantasma persiguiéndome a mi mismo,
y se ve la gloria huyendo de los peatones sin destino.

Desde el quinto piso pasan los días presurosos,
la poesía de los locos y la amargura de los cuerdos.

Cada día, pasan por la ventana como en el cine,
actores de la vida improvisando historias.

Yo no sé quien me mandó a ser testigo en la ventana,
cristal desconsolado, puerta al infinito, vendaval de personajes.

¿Cuántas veces te vi pasar sin acercarme?

¿Cuántas veces me viste allí tan indefenso,
detrás del lente que vigila todo y se conforma?

Yo te quiero descifrar mientras caminas,
agazapado como espía en mi escondite.

Cuántas ganas de adherirme al entusiasmo
de esos que deambulan como sombras,
con dstino a ningún lado.

Yo soy el que te vió dama invisible
exagerar aquel escondite frente a aquel desconocido.

Yo te vi extender la mano policía
y llevarte a tu bolsillo la mordida.

Vi al político limpiando el beso que diera
a aquella indigente en la banqueta.

Claro, muy claro vi pasar al culpable
de mis mil noches en vela con su cara de inocente.

Quinto piso del destierro,
dame un ciento de papel si te es posible,
para hacer la crónica del barrio, del país y de los sueños.

Yo no quiero ir a otra parte.

Aunque a veces compro el diario en la otra calle,
y apuro algún café donde don Pedro.

Siempre vuelvo a este lugar donde no hay nadie,
y construyo mi país entre nostalgias,
aquí vivo... con el gris de la nostalgia mientras se pueda.

Quinto piso... mi trinchera.

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