
Una acuarela del cielo me dibujo tu mirada
y el cielo fue hecho de besos con saliva de la nada
y la nada, era el espejo de lo que yo deseaba.
Bendito era aquel deseo,
como el deseo de Dios cuando la carne atacaba
y cuando los clavos aun no eran parte de su historia.
De colores me mancho el cielo
Me mancho con tu mirada
Me mancho con la acuarela
Que el atardecer dejaba
Tras tus huellas de colores
Y tu mirada espantada
Tras enterrarte en mi alma
Para que no hubiese nadie
Que de mi, te arrebatara.
Pavel Nuñez.